sábado, 27 de septiembre de 2008

El autobús del Gran Cañón

La vida cristiana es acerca del camino así como del destino.

En mayo, tres meses exactamente antes de la Convención Democrática Nacional en Denver, hablé en la oración del almuerzo en el centro de convenciones que pronto sería llenado con delegados usando sombreros ridículos y silbando pitos. los oficiales de la ciudad ansiosamente organizaban escuadrones de policías para controlar el pelotón que esperaban de manifestantes afuera. Dentro del mismo salón donde nos enfocábamos en la oración, los políticos se tomaban turnos prometiendo girar al país en una nueva dirección y corregir sus fallas.

Pensando que decirle a los líderes allí reunidos, recordé una frase del filósofo contemporáneo Jürgen Habermas: la democracia requiere de las cualidades civiles que no puede proveer. Los políticos pueden evocar una visión exaltada de una sociedad prospera, sana y libre, pero ningún gobierno puede suplir las cualidades de honestidad, compasión y responsabilidad personal que subyace en esta visión.

Por sus puntos fuertes, los Estados Unidos muestra signos alarmantes de enfermedad. con menos del 5% de la población mundial, tenemos 25% de los prisioneros del mundo - más que Rusia y China unidos. Consumimos la mitad de todas las medicinas del mundo, sin embargo nuestro promedio de salud se sitúa por debajo de la mayoría de las demás naciones desarrolladas. En cada ciudad capital, la gente sin hogar duerme en los parques y bajo los puentes. Y nuestras causas de muerte son auto-infligidos: obesidad, alcohol, enfermedades de transmisión sexual, drogas, violencia, cáncer del medio ambiente. obviamente, los políticos no han solucionado nuestros problemas.

George Orwell, al observar la pérdida de fe en Europa (que una vez aplaudió), señaló:

Por doscientos años hemos cortado y cortado y cortado la rama en la que estábamos sentados. Y al final, mucho más repentinamente de lo que cualquiera hubiera previsto, nuestros esfuerzos fueron recompensados, y nos vinimos abajo. Pero, por desgracia, hemos cometido un pequeño error. Lo que estaba debajo no era una cama de rosas después de todo, era un pozo negro lleno de alambre de púas... parece ser que amputar el alma no es solamente un trabajo quirúrgico sencillo, como sacar un apéndice. La herida tiene la tendencia de infectarse.

Por fortuna, los políticos de E.E.U.U de ambos partidos aún reconocen que la fe juega un papel vital en una sociedad saludable. Las personas de la fe cristiana se encargan de defender una visión diferente. Que este es el planeta de Dios, no nuestro, y mientras este cicatriza más allá de su recuperación, Dios llora. Que el valor de una persona no se determina por la apariencia o sus ingresos o trasfondo étnico o aun su ciudadanía, sino más bien le es otorgado como un regalo sagrado e inviolable de Dios. Que la compasión y la justicia - nuestro cuidado por "mis pequeñines" en las palabras de Jesús - no son valores arbitrarios en acuerdo con políticos y sociólogos, sino mandamientos santos de Aquel que nos creó.

Los cristianos no siempre vivimos esta visión. Se nos hace difícil mantener un compromiso con este mundo y el siguiente, con esta vida y la que sigue.

Un amigo mío utiliza la analogía de un autobús cargado de turistas camino al Gran Cañón.En el largo camino cruzando de los campos de trigo de Kansas y a través de las gloriosas montañas de Colorado, los viajeros inexplicablemente mantenían las cortinas abajo. Con su intención en el destino final, ni siquiera se molestaban en mirar hacia afuera.

Como resultado, pasaron todo su tiempo discutiendo sobre asuntos como quien tiene el mejor asiento y quien está durando mucho tiempo en el baño.

La iglesia se parece a ese autobús, dice mi amigo. Debemos recordad que la Biblia tiene mucho más que decir acerca de como vivir durante el viaje que sobre el destino final.

Algunas personas de fe tienden a ser lo uno o lo otro. Un terrorista suicidad, por ejemplo, pierde voluntariamente su vida con la esperanza de ser recompensado en la siguiente. Esto contradice totalmente el mensaje cristiano, pues Jesús nos enseñó a orar que la voluntad de Dios se haga "en la tierra como en el cielo". Cuando Jesús habló acerca del Reino de Dios, los describió tomando forma ahora, en este planeta.

El mundo no necesita personas "lo uno o lo otro" independientemente de su persuasión - ni el creyente que observa la vida como algo en lo cual resistir simplemente, ni los George Orwell quienes se dan cuenta muy tarde que hemos cortado la extremidad en la que descansaba.

En su lugar, necesitamos personas "ambos inclusive", gente devota a las criaturas de Dios y los hijos de Dios al mismo tiempo que a Dios, y tan comprometidos a esta vida como a la que le sigue, a esta ciudad y a la ciudad celestial. De otra manera, la retórica de los demócratas en Colorado, así como la de los republicanos en Minnesota, serán solo eso: retórica vacía. Porque, así como Habermas dice, la democracia de un pueblo libre debe mirar en otro lugar las cualidades que sus ciudadanos necesitan.

Fuente: Christianity Today

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