lunes, 28 de julio de 2008

La iglesia en el Estado

En la Alemania post comunista, está surgiendo la participación politica del cristianismo

En noviembre del año pasado pasé una semana en Alemania cortesía del Isntituto Knorad Adenauer, una fundación iniciada luego que el primer canciller de la Alemania Occidental. Adenauer tuvo la poco envidiable tarea de restablecer el gobierno de una tierra desmoralizada en la que cada gran ciudad ha sido bombardeada y vuelta escombros. Él fundó el partido político "Unión Democrata Cristiana", y con la ayuda de la generosidad del Plan Marshall, dirigió a Alemania hacia una nueva era.

El mismo nombre de este partido muestra una diferencia importante en los acercamientos Europeos y Americanos hacia la religión y la política. Mientras que Los Estados Unidos insiste en una separación estricta entre la iglesia y el estado, el monarca de Gran Bretaña sostiene el titulo de "gobernador Supremo de la iglesia de Inglaterrra", los sacerdotes polacos hacen campaña abiertamente por políticos con ideas afines, y muchos gobernadores subsidian actividades de la iglesia, incluyendo la enseñanza de la religion en las escuelas públicas. En el día en que Nicolae Ceusescu fuen ejecutado en Rumania, culminando 45 años de gobierno comunista, la televisión del estado lideró con el pronunciamiento, "¡Hoy el anticirsto ha muerto y Jesús ha renacido en Rumania!" Para los ojos europeos,
les parece extraña nuestra controversia sobre los nacimientos vivientes en navidad y colocar los diez mandamientos en lugares públicos .

Sin embargo en los últimos 50 años, casi todos los paises europeos han experimentado una caida precipitosa en la asistencia a la iglesia y la fe religiosa. Cuando Harris preguntó en su encuesta "¿Cree usted de alguna manera en Dios o en un Ser Supremo?" solo 27 por ciento de Francia y 35 por ciento de los británicos respondieron que si, los otros se contaron como ateos, agnósticos o inseguros.

Alemania ofrece un interesante caso de estudio. Aunque solo el 41 por ciento de los adultos profesan creer en Dios, la mayoria de los alemanes pertenecen formalmente a una iglesia, aunque asisten muy poco. En Alemania la afilicación religiosa importa, puesto que por esta razón añaden un extra de 8 por ciento o más a la declaración de impuesto sobre la renta. El gobierno distribuye el "impuesto eclesiástico", más de 10 mil millones de dolares al año, para denominaciones aprobadas para su trabajo en las escuelas, hospitales, y mantenimiento general de la iglesia.

Ahora las iglesias están viendo un alarmante descenso en sus ingresos. Cada año unos 300.000 alemanes borran sus nombres de las listas de membresía de las iglesias, con un numero de protestantes disminuyendo a la mitad desde la Segunda Guerra Mundial. En una reunión que asistí, el obispo de Sajonia - la región donde Matrin Lutero publicó sus 95 tesis y Bach escribió sus cantatas - Reportó muy calmadamente que de 4.5 millones de ciudadanos, solo 850.000 están afiliados a una iglesia. Él esperaba que ese numero descendiera a 350.000 para el 2015 y quizá tan bajo como unos 30.000 para el 2030. Después de cuatro decadas bajo el gobierno comunista, los ciudadanos del Este no sienten presión cívica para mantener vínculos tradicionales con una iglesia. El obispo se enfrenta a una tarea desalentadora: cortar los salarios de los pastores, eliminar los capellanes de los hospitales, y cerrar iglesias y escuelas.

En la misma reunión, un animado pastor mostró un espíritu más optimista. Primero contó historias personales de las dificultades que los cristianos enfrentaron bajo el regimen comunista. Sus hijos tenían oportunidades de educación limitadas, y él tuvo que trabajar como plomero para completar su escaso salario de pastor. Todo ha cambiado "luego que el muro cayó" (una frase que escuché a menudo).

Aunque menos del 20 por ciento de los ciudadanos de Sajonia pertenezcan a una iglesia, él calculó que el 70 por ciento de los que están en el parlamento son Cristianos practicantes activos. Habiendo vivido bajo el comunismo, los cristianos se ofrecieron rapidamente para ayudar a una cultura vacía de significado y recientemente liberada hacia la fundación de una estructura moral y jurídica. Ellos se dieron cuenta muy personalmente lo que puede suceder cuando los cristianos son excluidos de la esfera pública.

En mis escritos, algunas veces alerto a los cristianos en los Estados Unidos de confundir nuestra misión con causas políticas; la estrecha asociación de evangélicos con causas políticas particulares puden hacer descarrilar nuestra misión facilmente. Los alemanes del Este tienen una perspectiva diferente, por razones comprensibles. Ellos creen que los cristianos tienen un rol importante que jugar en la sociedad. Como lo expresó uno de los políticos de Alemania, "un estado democratico liberal requiere condiciones que no puede crear".

En este año de elecciones, los Americanos están debatiendo vigorosamente una vez más el precario equilibrio entre la religión y la política. Europa ofrece una historia ilustrativa en ambas direcciones. En muchos lugares, la comodidad histórica entre la iglesia y el estado ha manchado la reputación de la iglesia. La iglesia en España por ejemplo, está intentando recuperarse todavia del daño hecho por sus vinculos estrechos con el dictador Francisco Franco. Sin embargo, como el pastor de Sajonia señaló, los cristianos se retiran de las plazas públicas solo a su propio riesgo. Encontrar el equilibrio adecuado tiene implicaciones profundas tanto para la iglesia y el estado.

lunes, 21 de julio de 2008

¿Me perdonará Dios si...?

¿Me perdonará Dios por algún pecado que estoy punto de cometer? La gracia de Dios es para siempre, entonces ¿significa eso que el pecado que cometeré ya es perdonado? ¿Será realmente así de fácil?

No mucho tiempo atrás, me senté en un restaurante y escuché otra forma de un tema familiar. Un buen amigo mío, a quien llamaré Daniel, me confió que estaba decidido a dejar a su esposa después de quince años de matrimonio. Él había hallado a alguien más joven y más bonita, alguien que «me hace sentir vivo, como no me había sentido en años».

Daniel, un cristiano, sabía bien las consecuencias morales y personales de lo que estaba a punto de hacer. Su decisión de irse infringiría daños permanentes en su esposa y sus tres hijos. Aún así, él dijo, la fuerza que lo impulsaba hacia la mujer más joven era demasiado fuerte como para resistir.

Escuché su historia con tristeza y dolor. Entonces, cuando comíamos el postre, arrojó la bomba: «La razón por la que quería verte hoy era para hacerte una pregunta. ¿Tú crees que Dios me perdonará por lo que estoy a punto de hacer?».

LA ESCANDALOSA GRACIA

El historiador y crítico de arte Robert Hughes cuenta de un convicto sentenciado de por vida en una cárcel de máxima seguridad, en una isla en las afueras de las costas de Australia. Un día, sin ninguna provocación, se volvió hacia un compañero de cárcel que apenas conocía y lo golpeó hasta matarlo. El acusado fue llevado a Australia para juzgarlo, donde él dio un relato directo y vacío de pasión del crimen, sin mostrar ningún signo de arrepentimiento. «¿Por qué?», preguntó el sorprendido juez. «¿Cuál fue tu motivo?».

El prisionero contestó que estaba enfermo de vivir en una isla que era un lugar notoriamente brutal, y que no encontró un motivo por el cual seguir viviendo. «Sí, sí, entiendo todo eso», replicó el juez. «Puedo ver por qué pudiste haberte arrojado al océano. Pero, ¿por qué asesinar?».

«Bueno», dijo el prisionero, «yo soy católico. Si cometiera suicidio iría directamente al infierno. Pero si asesino a alguien puedo venir aquí y confesarme ante un sacerdote antes de mi ejecución. En esa forma, Dios me perdonará».

¿Apreciamos completamente el escándalo de la gracia incondicional? ¿Cómo puedo persuadir a mi amigo Daniel de cometer un terrible error si él sabe que el perdón está a la vuelta de la esquina? O, ¿por qué no asesinar si uno conoce por adelantado que será perdonado?
El escándalo de la gracia debió haber perseguido al apóstol Pablo cuando escribió la Carta a los Romanos. Los primeros tres capítulos muestran la condenación sobre todo ser humano, concluyendo, «no hay recto, ni aún uno». Los próximos dos capítulos develan el milagro de la gracia tan abundantemente que Pablo dice, «cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia». El tono de Pablo cambia en el capítulo seis. Casi puedo ver al apóstol mirando el papiro y rascándose la cabeza, pensando para sí mismo, «¡Un momento! ¿Qué he dicho? ¿Qué es permitir que un asesino, un adúltero, o un pecador común exploten la extravagante promesa de Dios del "perdón por adelantado"?».

Más de una vez, Pablo vuelve a su predicamento lógico: «¿Entonces qué diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?». Para tratar tal tortuosa pregunta él tiene una respuesta corta: «¡De ninguna manera!» y otra larga. Lo que Pablo sigue dando vueltas en esos densos y maravillosos capítulos (6-8) es, simplemente, el escándalo de la gracia.

LOS BRAZOS ABIERTOS DE UN PADRE

La película de Steven Spielberg El Color Púrpura incluye un claro retrato de una parábola de la gracia. Sugar, una sexy cantante de un club nocturno, quien trabaja en un destartalado bar a orillas de un río, es la clásica hija pródiga. Su padre, un ministro que predica del fuego del infierno y del azufre justo enfrente del bar, no ha hablado con ella por años.

Un día, mientras canturreaba «Tengo algo para decirte» en el bar, Sugar escucha la respuesta del coro, como si fuera antifonalmente, «Dios tiene algo para decirte a ti». Aguijoneada por la nostalgia o por la culpa, Sugar lleva su banda a la iglesia y marcha por el pasillo justo cuando su padre se acerca al púlpito para predicar sobre el hijo pródigo.

El ver a su hija, perdida desde hacía tanto, silencia al ministro, y mira ceñudamente a la procesión que avanzaba por el pasillo. «Aún nosotros los pecadores tenemos alma», Sugar explica, y abraza a su padre, que apenas puede reaccionar. Por haber sido siempre un moralista, él no puede perdonar fácilmente a una hija que los había avergonzado tanto.

El retrato de Hollywood, sin embargo, pierde por completo el punto central de la parábola bíblica. En la versión de Jesús el padre no mira ceñudamente, sino que inspecciona el horizonte, desesperado en busca de alguna señal del descarriado hijo. Es el padre quien corre, abraza al hijo pródigo y le besa.

Al hacer al pecador el héroe magnánimo, Hollywood evade el escándalo de la gracia. Para decir la verdad, lo que bloquea al perdón no es la reticencia de Dios –«Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia»– sino la nuestra. Los brazos de Dios están siempre extendidos; nosotros somos los que nos alejamos.

EL PERDÓN COMO NUESTRO PROBLEMA

Esto es lo que le dije a mi amigo Daniel: «¿Podrá Dios perdonarte? Por supuesto. Lee tu Biblia. David, Pedro, Pablo –Dios construye su iglesia sobre las espaldas de personas que asesinan, cometen adulterio, lo niegan, y persiguen a sus seguidores».

«Pero, a causa de Cristo, el perdón es ahora nuestro problema, no el de Dios. Lo que tenemos que pasar para cometer un pecado nos distancia de Dios —cambiamos en el mismo acto de rebelión— y no hay garantía de que volvamos atrás. Me preguntas acerca del perdón ahora, pero ¿lo querrás después; especialmente si eso involucra arrepentimiento?».

Varios meses después de nuestra conversación, Daniel llevó a cabo su elección. Todavía no he visto ninguna señal de arrepentimiento. Ahora, él tiende a racionalizar su decisión como una forma de escapar a un matrimonio infeliz. Él ha rechazado a la mayoría de sus amigos cristianos –«demasiado simplistas»–, dice él –y busca en su lugar personas que celebran su liberación recién hallada.

Sin embargo, para mí, Daniel no parece muy liberado. El precio de su «libertad» significó volver sus espaldas a aquellos que más se han preocupado por él. También me dice que, por ahora, Dios no es parte de su vida. «Quizás más tarde», dice él.

Dios tomó un gran riesgo al anunciar perdón por adelantado; sin embargo, me parece que el escándalo de la gracia involucra una transferencia de aquel riesgo hacia nosotros. Como lo expresó George MacDonald, «nosotros somos condenados no por las cosas malas que hemos hecho, sino por no haberlas abandonado».


© Christianity Today, Noviembre 1992. Usado con permiso. Los Temas de la Vida Cristiana, volumen III, número 5. Todos los derechos reservados.


Fuente: Desarrollo Cristiano

sábado, 5 de julio de 2008

Exclusividad de la Gracia

Texto de referencia Juan 3:16; Romanos 4;5:1-11;Efesios 2:8-9

Durante una conferencia sobre religiones comparadas, expertos de todo el mundo discutían qué creencia, si la hay, era exclusiva de la fe cristiana.

Comenzaron a eliminar posibilidades. ¿Encarnación? Otras religiones tenían versiones distintas de dioses que aparecían en forma humana. ¿Resurrección? También otras religiones tenían relatos de regresos de entre los muertos.

El debate continuó por algún tiempo, hasta que C.S Lewis entró al salón.

- ¿Por qué tanto escándalo? – preguntó Lewis

- Estamos discutiendo acerca de qué aporte es exclusivo del cristianismo entre las religiones del mundo – oyó decir a sus colegas.

- Vaya que eso es fácil – contestó Lewis – La gracia

Después de discutir un poco, los conferencistas tuvieron que estar de acuerdo.

El concepto de que el amor de Dios nos llega completamente gratis, sin condiciones, parece ir contra todo instinto de humanidad.

Tanto los ocho caminos del budismo, la doctrina hindú del karma, el pacto judío, como el código musulmán de ley ofrecen una manera de ganar aprobación. Solo el cristianismo se atreve a presentar el amor incondicional de Dios.

Tomado del libro Ilustraciones perfectas publicado por Unilit. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Fuente: Desarrollo Cristiano